El juez Robert Stone declaró después de sentenciar al arzobispo católico de Adelaida, Philip Wilson, a 12 meses de detención en Australia: “No hay remordimiento ni arrepentimiento en el delincuente.” No obstante, el magistrado suspendió el asunto hasta el 14 de agosto, mientras que al impenitente Wilson se le evalúa por detención domiciliaria. En mayo de 2018, el hombre de 67 años fue declarado culpable de ocultar el abuso sexual de niños entre 2004 y 2006 a manos del sacerdote pedófilo Jim Fletcher en la década de 1970, pero Wilson está encubriendo mucho más y ¡el Vaticano lo sabe!
En 2014, la Comisión Real de Respuestas Institucionales al Abuso Sexual Infantil fue asesorada por el sargento detective Len Mosheev, quien descubrió que las incursiones que tuvieron lugar bajo una investigación sobre pedófilos en 1993, llamada Operación Denegación, revelaron conexiones entre el círculo de pedófilos que operaban en Adelaida hace más de dos décadas y grupos de pedófilos de el Reino Unido.
Los detectives involucrados en la investigación estimaron que el número de estudiantes abusados sexualmente por Perkins en la Escuela Especial de St Ann pudo ser incluso mayor que la cantidad por la cual fue acusado. Por eso los detectives se molestaron cuando el Comisionado Asistente Colin Watkins ordenó cerrar las operaciones e investigaciones.
Esto demuestra una vez más la existencia de un encubrimiento internacional de la red de pedófilos y el papel de la Iglesia Católica en esta red. De hecho, la investigación examinó el manejo de las denuncias de abuso sexual infantil en la Escuela Católica Especial de St Ann en Marion entre 1985 y 1991 por la Iglesia Católica y la Policía del Sur de Australia. En 1991, la policía australiana se apoderó de fotos de niños desnudos e inválidos en la casa del conductor del autobús escolar católico Brian Perkin, pero extrañamente no fue arrestado sino hasta 1993.
Perkin desapareció convenientemente mientras se encontraba en libertad bajo fianza en 1994, y finalmente fue arrestado en 2003. Murió en prisión seis años después, llevándose a su tumba secretos oscuros con respecto a la red internacional de pedófilos y la Iglesia Católica. Este obvio encubrimiento podría dañar tanto al Vaticano como al gobierno australiano y británico, así que no creo que el arzobispo católico Philip Wilson acabe en la cárcel, sino que vivirá un arresto domiciliario muy cómodo en la casa de su hermana.
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